domingo, 21 de novembro de 2010

Roger la Flor, 1ª parte

Reflere el principio de fray Roger, que despues fué tan ensalzado, y las grandes proezas que hizo durante su vida.

Es el caso, que el emperador Federico tuvo un halconero de Alemania, que tenia por nombre Ricardo de Flor (*), bellisimo sujeto, al que dió por esposa, en la ciudad de Brindis, una doncella, hija de un propietario de dicha ciudad, que era á la vez rico hombre, de modo, que entre lo que le dió el emperador, y lo que le sobrevino por su mujer, vino a ser tambien un gran rico hombre. Tuvo con ella dos hijos, el mayor, que se llamava Jacobo de Flor, y el menor, que tenia por nombre Roger de Flor. Cuando Conradino fué al reino de Sicilia, tenia el mayor de dichos dos hermanos no mas que cuatro años, y Roger solamente uno. Quiso su padre, que era buen guerrero, asistir a la batalla de Conradino contra el rey Carlos, y en ella murió; mas, como el rey Carlos, despues de haberse apoderado del reino, se apoderó asímismo de todo cuanto perteneciese á los que hubiesen estado en la batalla, ó hubiesen pertenecido a la familia del imperador y del rey Mamfredo, resultó que esos dos muchachos y a su madre no les quedó mas que lo quo ella habia aportado en dote, pues de lo demas fueron desheredados.

En aquel tiempo, acudian las naves de todas las casas de comercio á Brindis, donde iban a invernar las de Pulla, que querian sacar del reino peregrinos ó víveres, pues tenian allí las casas grandes establecimientos, como los tienen todavía en Brindis, por toda la Pulla y lo demás del reino, de modo que las naves que alli invernaban, empezaban a cargar por la primavera , para pasar a Acre, llevándose peregrinos, aceite, vino, y de toda suerte de grasa y de trigo. A buen seguro que es el tal lugar el mas á proposito para pasar á Ultramar, que ningun otro de cristianos, pues es la tierra mas abundante y fértil entlodo, y la mas cercana á Roma, siendo, además, el mejor puerto del mundo, de modo que las casas están construidas dentro del mar.

Mas adelante, cuando el mozo Roger tuve ocho años, sucedió que un prohombre del Temple, que era fray sargento, llamado fray Vassayll, natural de Marsella, y que se encontraba de comendador de una nave del Temple, marino experto, fué a invernar en Brindis con su nave, haciéndola lastrar y recorrer en la Pulla. Mientras se componia la nave, el muchacho Roger andaba por ella y por la jarcia tal lijeramente como si fuese um mono, y pasaba todo el dia con los de la embarcacion, por el motivo de estar la casa de su madre cerca del punto donde aquella tenia el lastre.

Con esto, el mencionado prohombre fray Vassayll prendóse tanto del mozo Roger, que le amaba lo propio que si fuese hijo suyo, y pidiéndolo á sua madre, dijole, que si se lo entregaba, emplearia todo su valimiento para que fuese algun dia hombre de provecho en el Temple. La madre, pareciendole que era un honrado sujeto el que tal le pedia, entregóselo gustosa, y él lo recibió, saliendo, con esto, el muchacho el mas experto en cosas de mar que imaginar se pueda, pues maravilla era verle encaramar, y otras cosas que hacia; así sucedió, que á los quince años fué reputado como uno de los mejores marineros del mundo, y á los veinte fue buen marinero, así por su discurso como por práctica, de suerte que el tal prohombre fray Vassayll le dejaba ya la direccion de la nave á su libre voluntad. Viendo el maestre del Temple que era Roger fogoso y capaz al mismo tiempo, dióle el manto de la órden, haciéndole fray sargento, y á poco de ser fraile, compró el Temple una gran nave á los genoveses, la mayor que se hubiese fabricado en aquellos tiempos, la cual tenia por nombre el Halcon, y entrególa al mencionado fray Roger de Flor.
Con ella navego largo tiempo Roger, dando pruebas de su conocimiento y gran valor, como se encontró con ella en Acre, entre las del Temple que allí habia, y de todas cuantas allí estaban, ninguna era tan querida como aquella, debiendo entenderse que era el tal fray Roger el hombre mas generoso de cuantos hayan nacido, pudiendo solo compararse con un rey joven, como que cuanto ganaba lo repartia y daba luego á los principales caballeros del Temple, y á los muchos amigos que se sabia conquistar.

Perdióse en aquel tiempo Acre, en cuyo puerto se hallaba con su nave, y en admitiendo en ella á damas y doncellas con grandes tesoros, y á otra mucha gente de importancia, los transportó luego á Montpelegrin, con lo que vino á ser infinito lo que ganó en tal viaje. Cuando hubo pasado el mar, y se halló otra vez á la parte de acá, hizo grandes donativos al maestre y á todos cuantos mandaban en el Temple; mas, no bien lo hubo hecho, cuando algunos envidiosos lo acusaron al maestre, diciendo que del suceso de Acre era grande el tesoro que le habia quedado, resultando de aqui que el maestre se apoderó de cuanto le pertenecia, y luego hasta quiso prenderle. Al saberlo Roger, desamparó la nave, que estaba en el puerto de Marsella, y se fué á Génova, donde encontró á micer Ticino Doria y á otros muchos amigos que habia sabido granjearse; pidióles prestada una cantidad, con la que compró una buena galera, cuyo nombre era la Oliveta, y armaándola muy bien, paso con ella á Catania, y se presentó al duque, para ofrecersele, y ver en lo que estimaria así su galera, como á su persona. Mala acogida le dió el duque, de hecho y de palabras, y así estuvo aguardando tres dias, sin haber podido pbtener respuesta alguna favorable, mas el cuarto dia, fuése á su presencia, y le dijo:
- Ya veo, señor, que no os place emplearme en servicio vuestro; quedad, pues, con Dios, y yo iré en busca de otro señor a quien plazca mi servicio. - A lo que el duque contestó, que fuese en buena hora.

Con esto, embarcose al punto Roger, y se fué á Mesina, donde encontró al señor rey Federico; fué a su presencia, ofreciósele, así como habia hecho al duque, y acogiendole muy agradablemente el señor rey, dióle gracias por su oferta, le hizo, en seguida, de su casa, y le señaló buena y conveniente paga, prestándole homenaje Roger, con todos los que le habian acompañado. Viendo Roger la bella y honrosa acogida del señor rey, dióse por muy satisfecho, y habiendo estado ocho dias á su lado, despues de haber resfrescado á su gente, despidióse de él, é hizo rumbo hácia la Pulla, donde apresó una nave del rey Carlos, que hiba á Catania, cargada de viveres para el duque, la que tripuló en seguida con gente de los suyos, y pasando los de la nave á la galera, envió aquella, que era de tres puentes, á Siracusa, cargada de trigo y otros viveres, Apresó luego diez taridas, cargadas asimismo de viveres, que el rey Carlos enviava al duque, y con ellas pasó á Siracusa, cuya ciudad reanimó, pues en tal ocasion habia en ella gran escases, llevando luego viveres con la misma galera al castillo de Agosta.

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